martes, 19 de enero de 2010

CONVIVIENDO CON UNA LESION

Si pertenecemos al grupo de personas que ya tenemos algunos años entrenando, muy probablemente ya arrastramos una lesión desde los primeros años de nuestro entrenamiento. En cualquiera de los casos una lesión no debe ser sinónimo de inactividad. Muy por el contrario, debemos enfocarnos en fortalecer la zona afectada y hacerla fuerte para prevenir una nueva lesión en la misma área o que la misma se vuelva crónica.

Ciertamente hay lesiones y lesiones. Un desgarro muscular no es lo mismo que un desgarro de un tendón y los tiempos de recuperación en ambos ejemplos son diametralmente distintos. Lo que es un hecho es que toda lesión pasa por una fase aguda que es el momento en que se acaba de producir y puede prolongarse por horas o días, dependiendo de la gravedad de la misma, circunstancias en que se produjo y una serie de factores más que van desde la nutrición adecuada hasta la medicación oportuna y por supuesto el descanso.

La fase aguda debe ser sinónimo de descanso. Es conveniente alejarnos unos días del gimnasio y no dejar que nuestra vehemencia haga prolongar el tiempo de para. Desde que se produjo la lesión, debemos colocarnos compresas de hielo por espacio de 20 minutos seguidos, alternados con una hora de descanso. Debemos mantener este proceso meticulosamente por las primeras 48 horas sumando analgésicos y antiinflamatorios al programa de recuperación.

A partir del tercer día de ocurrida la lesión debemos empezar a colocarnos frotaciones que produzcan calor en la zona afectada, entre tres y cinco veces al día. En cuanto a nuestro retorno al gimnasio, este debe ser gradual, comenzando el entrenamiento de las zonas no afectadas mientras le damos horas extras de recuperación a las áreas afectadas.

Cuando toca el turno de entrenar el área lesionada, debemos hacerlo con sumo cuidado, con pesos mínimos, sin importar cuando avanzados seamos. Son recomendables los movimientos estrictos, velocidades lentas y el rango de movimiento debe ser acortado drásticamente mientras vamos probando que tan recuperados estamos.


Dependiendo de la gravedad de nuestra lesión, el miedo a la reincidencia de la misma se instalará en nuestra mente por algunos días e incluso semanas pero si prevalecemos la inteligencia sobre la vehemencia, es seguro que pronto nos encontremos levantando más peso de lo que solíamos hacer antes de la lesión.


MAURICIO MARTINEZ
Personal TrainerMail: mauriciomartinez3@hotmail.com